La industria de la construcción debe tener claro que BIM (Building Information Modeling) no es una moda, sino una realidad y el presente de la industria. Desde hace más de 30 años, esta metodología se ha consolidado en el mercado y ha logrado cambios sustanciales en algunos países, como Inglaterra, que emprendieron por este camino hace años.
El periodo de transición BIM es muy parecido al proceso que se vivió desde los años 70s cuando se produjo la evolución del papel al CAD (diseño asistido por computador). ¿Contratarían, hoy en día, una empresa que solo diseña a mano? La respuesta es obvia, lo importante es que la pregunta ha cambiado ¿Contratarían una empresa que solo diseña en CAD? Puede que algunos sí, pero ya existen empresas, incluso colombianas, para las que CAD no es una opción.
Puede que estemos un poco más atrasados en Colombia que en otros países, pero el próximo año va a ser coyuntural para el país. El lanzamiento de BIM FORUM COLOMBIA, la inercia que logró la metodología en este año, y los ánimos que ha mostrado el nuevo gobierno por incentivar la productividad van a hacer que logremos avanzar drásticamente en el 2019.
Al respecto, uno de los más recientes estudios de Mckinsey reveló que nuestra industria es una de las de menor productividad. Tanto así, que se evidenció que la productividad solo ha aumentado un 1% en los últimos 20 años. Esto es revelador pues industrias como la manufactura han cogido ventaja, con una productividad 70% mayor a la nuestra. Sin embargo, hay luz al final del túnel. Si aumentamos nuestra productividad, tendremos una oportunidad de 1.6 trillones en valor agregado en el mercado global. Además, Mckinsey dejó claro que BIM es una realidad e identificó su implementación como una de las estrategias con mayor potencial de incrementar la productividad en el sector.
BIM es el camino a la productividad pues la implementación de la metodología no es solo un cambio de herramienta, sino implica realizar cambios en los roles, flujos de trabajo, canales de comunicación y, sobre todo, en la cultura organizacional. La implementación requiere un proceso de transformación organizacional y es por esto que no es tan sencilla. Como líder de la implementación BIM en una de las constructoras de vivienda más grande del país, quiero asegurarme de que no se comentan los mismos errores en otras compañías. Mi interés está en que todas las empresas sepan, desde el inicio, cuáles son las mejores prácticas de implementación BIM.
Lo primero que deben hacer en este proceso es conseguir el apoyo de los altos directivos de la compañía. Esto se logra, normalmente, con presentaciones inspiradoras sobre el futuro, incluyendo casos de éxito de uso de la metodología BIM y herramientas vanguardistas como el diseño generativo, el casco de realidad aumentada Daqri Smart Helmet y la impresión 3D. Posteriormente, se debe conformar un comité de implementación en el que participen los directivos de las áreas de diseño, presupuestos, construcción, tecnología y recursos humanos pues el cambio se debe dar de manera transversal en la compañía. Este comité va a ser una de las piezas claves en la adopción, pues va a dar las directrices y va a apoyar desde un alto nivel el periodo de transición más importante de cualquier empresa del sector. Lo primero que debe hacer este comité, antes de tomar cualquier decisión, es designar un líder de la implementación y crear un plan BIM transversal para toda la compañía que incluya tres pilares.
El primer pilar es TECNOLOGÍA. Recordemos que BIM es una metodología y, por lo tanto, existen varios software y hardware que la acompañan, unos para diseño, presupuesto, coordinación, construcción, mantenimiento, gestión documental, entre otros. Por lo tanto, es importante que la implementación este acompañada por una investigación constante y exhaustiva de las herramientas BIM, tanto en hardware como en software. Para cada uno se debe estudiar la interoperabilidad, la facilidad de uso, los costos y el impacto que tendrán en la compañía en términos de eficiencia y mejora en la calidad de los entregables. En este pilar es importante que siempre estudien con calma la facilidad de uso por medio de pilotos pues el periodo ya genera bastante cambio en los funcionarios y el comité BIM debe encargarse de hacer de este periodo lo más amigable posible.
El segundo pilar es PROCESOS. La modificación de los flujos actuales de diseño y coordinación es fundamental para la compañía, pues BIM implica empezar a trabajar colaborativamente. Para esto, el equipo de implementación debe levantar con detalle los flujos de trabajo para analizar y definir cómo moldearlos para adoptar la metodología de la mejor manera. Deben dejar muy claro cómo se hará el proceso de coordinación, pues es uno de los usos BIM que mayor cambio genera y al que mayor provecho le pueden sacar. En este pilar se deben dejar claros, además, los canales de comunicación, los entregables de cada uno de los procesos y sobretodo los estándares y protocolos de calidad. Este momento se debe explotar al máximo, pues cuando una empresa toma de la decisión de implementar BIM se está abriendo al cambio, así que debemos aprovechar para reformular los flujos de trabajo identificando y eliminando progresivamente todos esos reprocesos que se han venido acumulando durante el tiempo.
El tercer pilar es PERSONAS. Durante la implementación BIM debemos transformar la cultura organizacional y ese es el verdadero reto de la implementación. Transformar la cultura es lo único que logrará que BIM se adopte y se mantenga en el tiempo. Según el modelo de cultura empresarial de Schein todas las empresas, sin importar el tamaño, tienen una cultura con tres componentes: el primero son los artefactos, que representan el nivel superficial y visible de la empresa; el segundo son los valores, que incluyen los principios y normas que rigen los comportamientos; por último, los supuestos inconscientes, que se refieren a las creencias y consideraciones inmersos en los funcionarios.
Esos supuestos inconscientes son comúnmente llamados “paradigmas” y uno de los objetivos principales está en lograr modificarlos. En lograr hacer que todos los empleados vean el valor de un buen diseño, de una buena coordinación, de un modelo que represente la realidad de la construcción y en hacer que la frase “Eso lo corregimos en obra” nunca se vuelva a oír.
Esto se logra con un plan detallado de gestión del cambio que impacte toda la compañía. Para ello, les recomiendo seguir un plan que se rija por los ocho principios de Kotter, en los cuales se debe crear un sentido de urgencia, construir una coalición de cambio, definir y compartir la visión, remover las barreras, generar victorias tempranas, mantenerse acelerado e institucionalizar la transformación. Si crean un plan de gestión del cambio exitoso lograran, además, asegurar su sostenibilidad en el tiempo y un proceso de mejora continua después de la implementación BIM.
Asimismo, en este pilar se deben diseñar los planes de capacitación, los cuales también se deben hacer de manera estructurada, evitando “capacitar por capacitar”. Para esto debemos estudiar cuál es el uso que le debe dar cada funcionario a las herramientas, a qué nivel debe llegar y con base en eso diseñar los planes de capacitación. Vale la pena, además, tener en cuenta el tiempo en el cual se realiza la capacitación por empleado pues debemos asegurarnos que no pase mucho tiempo entre la capacitación y el momento en el cual el funcionario va a empezar a usar las herramientas. De lo contrario existe una alta probabilidad de que tengan que volver a capacitar a esas personas.
Para terminar, quiero invitar a todas las empresas a comenzar con la implementación BIM lo más pronto posible y a buscar espacios con compañías que ya hayan recorrido alguna parte del camino para que aprendamos de las lecciones aprendidas de los demás. Puede que el proceso no sea de corto plazo ni sencillo, pero sí es el camino a la productividad y por eso debe hacerse con un plan estructurado.
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